jueves, 29 de marzo de 2012

Seis contra una

[En 2007, a punto de cerrarse la lista de las nueve siete Maravillas del Mundo, propuse a los colaboradores de "Vivir la Cultura" su propia y personal lista. Recupero aquí la mía, tal como se publicó en Sur el 6 de julio de 2007]
Las putas puertas del puto infierno. Am Israel, jai!

Dado que la maravilla, según los diccionarios, no es sólo lo que se admira sino lo que asombra, conviene incluir en esta lista personal un aviso para la memoria, una causa de asombro y señal para las generaciones futuras, un recordatorio de lo peor de lo que es capaz de llegar el género humano.  Así, entre tanto motivo de asombro, conviene añadir el campo de exterminio de Auschwitz, para que su presencia nos persuada de volver a alcanzar ese horror sin límite.
Por otra parte, aprendida la lección del valor supremo del respeto a la vida, a las vidas, se añaden a esta nómina:
-         “Laudate Dominum”, pieza dentro del conjunto titulado “Vesperae solemnes de confessore”, de Wolfgang A. Mozart. Hay una armonía en esta breve composición de poco más de 4 minutos, para orquesta, soprano y coro, que es en sí misma una puerta de comunicación con la belleza más trascendente y pura.
Con Cecilia Bartoli. Maravilla sobre maravilla

-         “Léolo”, película canadiense de 1992, dirigida por Jean-Claude Lauzon en el que los sueños, las artes, el fulgor fugaz de los sentidos, pueden ser los últimos resortes del protagonista para huir de la locura, de la miseria cotidiana. El final no es feliz, pero no importa el final.
La obra maestra, íntegra.
107 minutos de amargas congoja y ternura

-         “Ulises”, poema del británico, y victoriano, Lord Tennyson. En su vejez, Ulises  reflexiona su vida:  De nada sirve que viva como un rey inútil / junto a este hogar apagado, entre rocas estériles, / el consorte de una anciana [...]”. Y decide lanzarse de nuevo a la incertidumbre, al esfuerzo heroico junto a sus antiguos compañeros: A pesar de que mucho se ha perdido, queda mucho; y, a pesar / de que no tenemos ahora el vigor que antaño / movía la tierra y los cielos, lo que somos, somos: / un espíritu ecuánime de corazones heroicos, / debilitados por el tiempo y el destino, pero con una voluntad decidida / a combatir, buscar, encontrar y no ceder.
-         La catedral de Saint Paul en Londres. La tumba de su arquitecto, Wren, en el interior del templo, indica en su epitafio que si el visitante busca un monumento basta con que mire a su alrededor. No miente ni defrauda. Pocos templos son tan perfectos como éste.

-         “Ofelia” (1851-52), pintura de John Everett Millais. Drama y romanticismo, tensión y misticismo, tragedia y poesía, materia y espíritu. Todo ello a partes iguales y con excepcional técnica prerrafaelista.

-     Casco histórico de Colonia del Sacramento (Uruguay). Patrimonio de la Humanidad desde 1995, es el lugar soñado para descansar entre calles empedradas, muros viejos tras los que asoman glicinas y un río con vocación de mar que impone una cobertura tenue y amistosa para garantizar la paz de quien a tal paisaje se acoja. 

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