viernes, 6 de abril de 2018

Lecturas: Las vueltas de Perón, crónica de los años que gestaron la Argentina de hoy (1976-2016) (Osvaldo Tcherkaski)


Hay una universidad joven en el conurbano bonaerense, la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Radicada en Caseros, donde mis bisabuelos se afincaron en 1907 y donde nacieron algunos de mis tíos-abuelos y pasó su niñez mi propia abuela, es una institución a la que le tengo un gran cariño desde que colaboré con ellos, en los días del  bicentenario argentino, para mostrar allí una exposición de Picasso. En esa casa de estudios (joven, y dotada de un gran entusiasmo) es director de la maestría de Periodismo Documental Osvaldo Tcherkaski, autor de este relato, Las vueltas de Perón, crónica de los años que gestaron la Argentina de hoy (1976-2016), profusamente documentado y con patente voluntad de estilo, de los dos regresos de Perón al finalizar su exilio.


A la sazón redactor del diario La Opinión, dirigido por Jacobo Timmermann, Tcherkaski tuvo oportunidad de participar en reuniones con Perón en Madrid, e incluso de entrevistarle para su periódico. Así, nos cuenta el pulso entre el presidente militar Lanusse y Perón, un juego de poder en el que los dos generales jugaron a ver quién podía más, con victoria de Perón, por mucho que Lanusse asegurara que Perón no volvía “porque no le daba el cuero”, con la prehistoria de ese regreso inicial (17 de noviembre de 1972) con la cohorte de emisarios, militares y guerrilleros preparando, o buscando imposibilitar, en la sombra esa operación. A la vez, Lanusse buscaba un Gran Acuerdo Nacional que posibilitara el regreso del peronismo a la legalidad pero sin la presencia de Perón (y con Lanusse en el poder) y Aramburu, el militar que derrocó a Perón en 1955, y asesinado por Montoneros en su primera acción, buscaba un acuerdo entre peronistas y antiperonistas porque, reconocía a Tcherkaski, lo principal es nuestra coincidencia en impedir un triunfo del castro-comunismo en la Argentina




Sigue con los esfuerzos de Perón por acomodar una nueva mayoría, por hacerse pasar por un revolucionario cuando había sido, en los años 40, un admirador de Benito Mussolini, simpatizante del nacionalsocialismo hitleriano y que, en todo caso, en 1945 había conquistado a las masas populares para impedir con sus reformas que se volcaran a una revolución. Y continúa con sus malabarismos para acomodar su figura en el marco de la violencia política, azuzada por declaraciones como pienso que la violencia popular esá siendo provocada por la violencia gubernamental o La violencia del Gobierno trae aparejada la violencia del pueblo. Y más aún: Esta rebelión violenta, estas acciones de guerrilla, son una respuesta a la violencia de las autoridades.


Entre medias quedan las reticencias de Héctor Cámpora (Cámpora al gobierno, Perón al poder fue su consigna) a ceder el poder a Perón, o la matanza de Ezeiza el 20 de junio de 1973, día del segundo y definitivo regreso de Perón, con 13 muertos y alrededor de 365 heridos, un episodio que sigue sin aclarar del todo, y por fin la descomposición del peronismo en el poder a la muerte del líder ante la violencia desatada (la triple A de López Rega asesinaba peronistas de izquierda bajo la consigna de La patria peronista y Montoneros, ERP, FAR y FAP asesinaban a quienes podían bajo el lema de La patria socialista y, en todos los casos, invocando a Perón) y el golpe militar de 1976 que fue implacable con los grupos y grupúsculos de extrema izquierda e indulgente con el Partido Comunista de Argentina.




En suma, nos encontramos ante un excelente retrato de aqyella época turbulenta magníficamente documentado y escrito con buen estilo. Un libro imprescindible para comprender aquella Argentina. Y la de hoy.



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